Desde la creación del Proyecto del Genoma Humano hasta la culminación de su secuencia en el 2003, han surgido nuevos enfoques en el avance de la medicina, entre ellos la medicina de precisión.
La medicina de precisión es un cambio de enfoque y paradigma: Se vira el tratamiento de los síntomas de una enfermedad, para tratar la base de la enfermedad per se.
La medicina de precisión se basa en herramientas de investigación que integran la información clínica, marcadores biomoleculares, el ambiente social y laboral (epigenética), la alimentación (nutrigenómica) y el estilo de vida (cronobiología, manejo de estrés, entre otras) que permiten conocer la base biológica de una enfermedad que, en otras palabras, es la pérdida del equilibrio bioquímico en el metabolismo.
Nuestro organismo no es un sistema estático, sino por el contrario, está en constante movimiento en respuesta al estímulo interno y del medio ambiente. Por ello, la Práctica Ortomolecular permite devolver la hormesis (equilibrio dinámico) que se pierde a causa la enfermedad y lo logra a través de la adecuada suplementación y cambios de estilos de vida. Con ello, se tiene una mayor probabilidad de mejorar la evolución del paciente para tratar enfermedades de tipo autoinmune, inflamatoria, metabólica, neurodegenerativa, etc.
De igual manera, permite prevenir de manera adecuada a personas sanas. La evidencia científica va de la mano con lo anteriormente mencionado.